Vídeo Resumen de la prueba

Datos de la ruta

El club Astorga Randonneurs sigue organizando pruebas ciclistas de larga distancia «randonneur» en diferentes formatos, tanto SR (Súper Randonnées) como en este caso, brevets de diferentes distancias. El 18 de Julio a las 19 h se daba salida en San Justo de la Vega al Brevet de 1000 km.

Dividimos la prueba en tres sectores, realizando descansos de unas 6-7 horas en dos puntos intermedios:

Toda la información sobre la prueba se puede encontrar en la web del club Astorga Randonneurs.

Primer sector: 26 horas de ruta

Salimos a las 19 h a un ritmo vivo para afrontar los dos primeros puertos de la prueba, Valdeloso y Nistoso. En las subidas se disgregaron un poco los ciclistas, de manera que al llegar al alto ya se habían formado varios grupos de diferentes velocidades. Mi compañero Manuel Burgos (Mabur) pinchó en la subida, pero no lo supimos hasta más tarde. Yolanda y yo decidimos que el ritmo trepidante del descenso y llaneo posterior no iba a ser sostenible, así que nos detuvimos a esperarlo en Rioseco de Tapia, donde cenamos la comida que llevábamos de casa (para evitar colas en restaurantes). Ya en configuración nocturna, rodamos a buen ritmo por el llano y adelantamos al grupo principal, que se había detenido en una hamburguesería donde tardaron más de una hora en ser atendidos. Llegamos al control de Villamañán (km 132) a la 1 AM. La salida fue bastante precipitada, porque un grupo decidió arrancar cuando algunos no estaban preparados. No se cumplió la intención manifestada por algunos de rodar todos juntos durante la noche. Nosotros nos quedamos en un grupo intermedio. Intentamos alcanzar al grupo delantero, que por momentos parecía esperarnos, pero eran solo espejismos producidos por los toboganes en la falsa llanura castellana. La noche discurrió de tobogán en tobogán, sin grandes cambios de altitud. Rodamos a buena velocidad hasta Palencia, pasando por Valencia de don Juan, Sahagún (que tenía un punto de vending 24h donde de pronto nos arremolinamos todos), Carrión de los Condes y Frómista, donde amaneció y encontramos una buena cafetería para desayunar, mezclados con peregrinos del Camino de Santiago. Allí volvimos a encontrar ciclistas del grupo delantero, que salieron un poco antes de la cafetería. A partir de ese punto, nuestro grupo ya estuvo conformado por Yolanda, Mabur, Dani Medrano y un servidor (aunque volvimos a encontrarlos mucho más tarde, en Reinosa).

En la mañana del día 19, la temperatura fue subiendo y el calor se convirtió en protagonista de la ruta a partir de la ciudad de Palencia. Atravesamos Torquemada y llegamos a comer a Villahoz, unos 15 km antes de Lerma, en medio de un ambiente muy caluroso. Encontramos un pilón en el que nos sumergimos para refrescarnos. Vimos un restaurante y pensamos que ese era el lugar ideal para comer. Error. Tardaron mucho en servirnos, el servicio era bastante lento y la comida, aunque fue bastante cara, era demasiado básica. No nos gustó. Por la tarde atravesamos Santo Domingo de Silos y nos internamos en la Sierra de la Demanda a través de Salas de los Infantes, Barbadillo del Pez y otros pueblecitos, hasta coronar el punto más alto en Monterrubio, donde la belleza del entorno nos impresionó. El descenso hasta nuestro alojamiento en Viniegra fue durísimo porque la carretera estaba muy descarnada, repleta de baches en plena reparación, y porque el cansancio sse acumulaba al tiempo que el sol empezaba a ponerse. Llegamos a las 21 h, cenamos y nos fuimos a dormir enseguida.

Para mi desgracia, los huéspedes del hostal no tenían intención de irse a la cama pronto y se pasaron muchas horas hablando muy alto, con ruidos y música. Además, en la habitación hacía muchísimo calor, pero no se podía abrir la ventana por riesgo de invasión de mosquitos. No conseguí conciliar el sueño hasta las 3 AM, y aun así fue muy ligero, porque me desperté muchas veces hasta que sonó el despertador a las 5 AM.

Segundo sector: Meseta y Alto Ebro

Sin haber dormido bien, inicié el segundo tramo a las 5:15 h AM aproximadamente. Mabur y Yolanda iban mucho mejor. Habíamos quedado con Dani en el siguiente pueblo, Anguiano, pero no teníamos cobertura y no hubo manera de coordinarnos hasta pasadas un par de horas de ruta, cuando nos alcanzó. Paramos a desayunar en Santo Domingo de la Calzada, lugar al que yo llegué pidiendo la hora. Me encontraba mal. El frío de la mañana y el mal sueño me habían dejado muy tocado. Iba arrastrándome a una velocidad demasiado baja, con una sensación de frío muy poco objetiva (mis compañeros iban en manga corta) y con muchísimo sueño. El desayuno en Santo Domingo de la Calzada me recuperó un poco, pero seguí sin rendir bien todo el día. La temperatura fue subiendo y nos tocaba circular por zonas todavía calurosas, de Briviesca a Oña. Intentamos comer allí, con poco éxito, ya que solo encontramos un bar de «pintxos», caro y no especialmente bueno. Aun así, necesitábamos parar antes de afrontar el tramo de la tarde, curso arriba del río Ebro. Nos encantó el desfiladero de los Hocinos y pasamos al lado del peculiar Monasterio de Santa María de Rioseco.

Llegamos con algún tiempo perdido a Reinosa, donde nos repusimos con una breve merienda en un área de servicio, con la moral reforzada al encontrar allí bastantes ciclistas que habían salido del control mucho antes que nosotros. Aún nos quedaba atravesar 3 ó 4 puertecitos de poca entidad (aunque siempre mayor de la que necesitábamos) para llegar a Cervera de Pisuerga, donde cenamos y terminó de anochecer, antes de afrontar el puerto de Piedrasluengas para bajar a Potes. En la subida se percibían los restos de la tormenta. El suelo estaba muy húmedo y lleno de caracoles, que a veces no podíamos evitar pisar. El descenso fue lento por el frío y la humedad, con algunos chubascos suaves e intermitentes.

Tercer sector: Valle de Liébana, Puerto de San Glorio y Riaño

El día 21 salimos de Potes a las 8 AM Yolanda y yo. Los otros ciclistas decidieron salir unas horas antes, y Mabur salió sobre las 7 AM. Subimos el puerto de San Glorio disfrutando de unas vistas impresionantes y del sol, que apareció con fuerza y nos tranquilizó, A los compañeros que habían pasado antes por allí, les cayó una buena tormenta. En la parte alta del puerto nos alcanzó Dani, de Santutxu, un ciclista al que aprecio mucho, porque fue uno de los que me espabilaron y me salvaron en aquella agónica París-Brest-París 2019 en la que tanto sufrí.

Dani decidió subir al Collado de LIesba, un lugar icónico en el que se encuentra el monumento al Oso Pardo. Era un desvío de pocos kilómetros desde la ruta principal, que algunos ciclistas quisieron hacer. En la bajada paramos a almorzar y Dani llegó cuando estábamos en ello, uniéndose a nuestra grupeta hasta el final del día. Comimos unos huevos fritos con bacon que nos sentaron estupendamente. Bajamos hasta Riaño pedaleando alegremente y seguimos la ruta hasta Crémenes, donde nos detuvimos a comer en el bar de la Piscina Municipal. A partir de ahí, todavía teníamos un rosario de pequeños puertos con molestos repechos, que Yolanda subía sin sufrir en absoluto. Con bastante retraso sobre el horario previsto llegamos al último control en La Magdalena. Nos quedaban todavía más de 60 kilómetros a meta y poco más de 2 horas y media. Yolanda se puso al mando de las operaciones y nos metió prisa, diciendo que tal vez no llegaríamos. Pero nos pusimos a rodar muy fuerte por toda la vega del río Órbigo y llegamos a Astorga a las 21:45 h aproximadamente, 15 minutos antes del cierre de control. Prueba superada.

Enlaces en Strava a los tres sectores:

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